Renovarse o morir, Manolito, renovarse o morir.
Una de las máximas de ese personaje creado por Elvira Lindo en unos no menos importantes libros semi-infantiles, toda la saga de Manuel García Moreno, Manolito Gafotas. Y cuánta razón tenían, oye, porque la verdad es que en el mundo que vivimos o nos actualizamos, pasamos a la versión 2.0 o nos quedaremos obsoletos y atrasados en los avances que se nos presentan, en la vida y en todos los quehaceres que nos rodean.
Pero hay que tener cuidado de no ser un obeso informático, término que se han inventado ahora para definir a los geek que quieren estar a la última en tecnología, teniendo antes que nadie los últimos avances para ser los mejores y los más informatizados de sus congéneres. Los extremos no fueron buenos, y no lo serán; eso de tener tableta, dispositivo última generación reproductor de música, disco duro extraíble con la mayor capacidad posible, y un largo etcétera no puede ser bueno, pero seguramente el tampoco no poseer nada de lo que se convierte en estrictamente necesario en la sociedad que tenemos.
Sí, yo también me he tenido que renovar y actualizar, pasar a la versión 2.0 para no quedarme obsoleto y poder comunicarme, simplemente; pero hay veces en las que me gustaría no tener en vigor la nueva actualización y ser un tuerto en el país de los ciegos. Pero realmente... me doy cuenta de que prefiero ser un tío normal sin parche en el ojo, con mis precariedades y mis historias miles que podría haber decidido no tener, y vivir con mi parche feliz de la vida rodeado de ciegos y de otros tuertos que no quieren quitarse el parche. En estos momentos no puedo dejar de acordarme de ciertos personajes de la vida que a fuerza de taparse el ojo (derecho o izquierdo, el que menos le guste a cada uno) se han quedado al final con el parche pegado. Digo pegado porque siempre es posible quitárselo, aunque costará lo suyo, sólo hay que pensar en lo que cuesta quitarse unos calcetines después de haber estado todo el día con ellos, con las botas puestas y sin parar de andar. Eso, pero durante años.
Lo bueno de las actualizaciones es que no son como las informáticas, que machacan todo lo que había antes y desaparecen, sino que podemos guardarlas, complementarlas unas con otras y hacer un review de lo que había antes, pudiendo coger antiguos archivos y parches para poder volver a vivir lo que teníamos antes. Eso es una ventaja muy importante, tenemos que reconocerlo, porque vemos los fallos que tenía el sistema operativo anterior, pudiendo remediarlos a tiempo en otros que nos encotremos por ahí. Hay que ser buena persona, al menos una vez al día. Ademas, al tener las mayores actualizaciones podemos mejorar futuros avances que tengamos que hacer, porque es tan cierto como que el sol brilla que los sistemas operativos se basan en todos los anteriores, así que subsanando los errores cometidos en los anteriores automáticamente estas modificaciones se reflejarán en los actuales y futuros.
Pero una cosa hay que tener en cuenta, pudiendo decir que es el código fuente de los mismos, el lenguaje maestro de la programación: el comando que se escriba no desaparecerá, permanecerá ahí y tarde o temprano saldrá a la luz, como una mejora del sistema si tuvimos buen tino al redactarlo o como un fallo del sistema si no fue redactado correctamente.
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